Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes.

La Confianza en Redentor nos da el valor necesario para no temer al ser humano que puede matar el cuerpo. Debemos estar firmes en nuestra Convicción y echarse en brazos en Dios, sabiendo que Él tiene el poder sobre nuestra vida y nuestro destino.

Esto significa que debemos ser firmes en nuestra Certeza y no renunciar a ella delante el rechazo de las personas.

Al carear la persecución, Jesús nos dice que no debemos temer a los seres humanos que pueden matar solo el cuerpo, sino al Señor que tiene el poder sobre el alma y el cuerpo.

Quiere el Señor dejar muy claro una tiempo más, que su misión no es terrena sino espiritual y que por eso no puede ser entendida con medios, criterios humanos sino según los designios de la voluntad de Dios. 

En respuesta a esta situación, Jesús todavía nos enseña la importancia de estar firmes en nuestra Confianza y testigos valientes ante el rechazo de las personas. Él nos recuerda que debemos fiarse en Dios y no temer a los seres humanos que pueden matar solo el cuerpo, sino al Señor que tiene el poder sobre el alma y el cuerpo.

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El obra se establece como una prueba de la acusación de Noemí contra Dios: «en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso». No obstante, para el final del tomo Dios ha derramado misericordia sobre Noemí, su acusadora, y vemos

Jesús es el primero en hacerse siervo y en entrar en la escuela del sufrimiento. Asume la condición de siervo y se hace more info obediente hasta la muerte.

«Entre el inicio y el final de la Biblia, existe el mal y existe el sufrimiento. Pero el punto que debe observarse es que desde la perspectiva de la gran historia de la Biblia, entreambos están profundamente relacionados: el mal es la causa primitiva del sufrimiento, la sublevación es la raíz del dolor, el pecado es el origen de la muerte»[3].

El rabino Harold Kushner escribió que “cuando a las personas buenas les suceden cosas malas”, nosotros, como los demás que estamos afligidos por el dolor Vencedorí como la hermana Thayne o los fariseos en el evangelio de Juan, rebuscamos en nuestro pasado o en el pasado de los demás hasta encontrar un comportamiento ofensivo.

Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su apego en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha cubo.